Renacer Inga: una oportunidad para regenerar el territorio con medicina, palabra y comunidad
- Corporación Uma Kiwe MadreTierra
- 9 ago
- 4 Min. de lectura
En el 2017, los ríos Mulato, Sangoyaco y la quebrada Taruquita trajeron consigo una creciente súbita de lodo, rocas y árboles que arrasaron varios barrios en el municipio de Mocoa, la capital del Putumayo. Esta tragedia que dejó más de 335 muertos, también arrasó con las casas y cultivos del Cabildo indígena Inga Musu Runakuna, que estaba ubicado en la vereda San Antonio.

Ocho años después del desastre, muchas familias siguen esperando una reparación integral por parte del Estado. Las viviendas prometidas aún no han sido entregadas en su totalidad. Previendo esta situación, el Pueblo indígena Inga pensó diferente su futuro. Con la guía de la planta sagrada del yagé y su plan de vida iniciaron el sueño de construir nuevamente su comunidad: El pueblito Inga.
Un camino antiguo de resistencia
La historia del pueblo Inga está marcada por la resiliencia. Desde la llegada de los españoles al continente, este pueblo era parte del Imperio Inca, que llegó en 1492 a lo que hoy es Putumayo, bajo el liderazgo de Wayna Kápac.
"Revisando los tiempos de la invasión de nuestro continente, nosotros ocupábamos el rol y desarrollamos la habilidad en medicina tradicional. Tenemos una buena palabra, un buen pensamiento y de esta manera generamos equilibrio, procuramos armonía y que sirva de base y ejemplo de la permanencia cultural", dice Marino Peña, autoridad tradicional.
Más recientemente, en 2001, el conflicto armado forzó a varias comunidades indígenas Inga a salir de sus territorios en Puerto Guzmán (Putumayo) y Piamonte (Cauca), buscando refugio en Mocoa. "Llegar a esta ciudad fue muy triste porque muchas abuelas y niños, niñas y jóvenes no se podían comunicar, se les burlaban y algunos tomaron otros caminos. Esto hizo que las ancianas y mujeres se reunieran a buscar una solución y lograran unas tierras en la vereda San Antonio" Cuenta Sandra Jamioy, integrante de la comunidad.
Sin embargo, en 2017 una nueva tragedia —esta vez ambiental— volvió a despojarlos de sus hogares, cultivos y territorio. "Nos quedamos sólo con lo que teníamos puesto, todo nuestro trabajo se esfumó, fue devastador" Dice Sandra. Sin embargo en su corazón lleva las palabras de la abuela Otilia Jamioy una de las fundadoras. Su pilar la impulsó a seguir adelante.
El Renacer de los Musu Runakuna
Tras la avalancha, la Asociación de Mujeres Indígenas (Asomi) les abrió las puertas de su sede a las familias Inga, brindándoles alojamiento, alimentos y apoyo humanitario. Fue en ese momento que Sirley Celi, integrante de la Ecoaldea Anaconda del Sur, les presentó el movimiento de las ecoaldeas y les conectó con CASA Colombia, una red de comunidades que promueve formas de vida sustentables.
Con ese impulso, las 46 familias de Musu Runakuna iniciaron un nuevo capítulo: arrendaron un predio de 69 hectáreas en la vereda Rumiyaco, a orillas del río Pepino, y sembraron allí el sueño de reconstruir su comunidad con base en sus tradiciones, espiritualidad y autonomía.
“La casa de gobierno y la casa de medicina son fundamentales. Son lugares donde se concentran nuestras fortalezas, donde equilibramos la vida comunitaria”, explica Marino. Mientras se construían esos espacios, las familias habitaron el terreno bajo techos provisionales de plástico y zinc.
Luego exigieron al Estado adquirir este territorio "aquí querían hacer una cárcel y nos iban a sacar, pero exigimos nuestros derechos y logramos quedarnos" Dice Jorge, quién ha sido una ficha clave en la reconstrucción tradicional y que sueña con mejorar su casa y aportar a construir las que faltan.
"A pesar de las dificultades nos hemos mantenido en nuestro plan de vida y bajo una lema: Un sólo corazón, un solo pensamiento y una sola palabra en pro de cumplir una meta en comunidad y que se fortalezca nuestra cultura" afirma Andrea Peña Tisoy gobernadora del Resguardo Musu Runakuna.
Una experiencia de inspiración internacional
En 2025, el Pueblito Inga fue sede del Llamado de la Montaña, un encuentro internacional de ecoaldeas, comunidades regenerativas y procesos permaculturales. Fue la primera vez que este evento, que promueve el intercambio de experiencias sobre sustentabilidad, se realizó en un territorio indígena. “Fue muy significativo mostrar lo que hemos construido y escuchar cómo otras comunidades también se están organizando. Nos inspira y nos da fuerza para seguir”, comenta Marino.
Llamado de la Montaña realizado en el Resguardo Musu Runakuna 2025. Foto: Paola Silva @LaMingaKiwe
Actualmente, el Resguardo Musu Runakuna cuenta con una casa cabildo, la cocina comunitaria y una vivienda construida para uno de los comuneros. Además de la solidaridad recibida desde el movimiento de ecoaldeas, también han logrado levantar, con recursos públicos, una Casa de Gobierno, una Casa de Toma de Remedio y con recursos propios una casa modelo, que esperan replicar para el resto de las familias.
“Es importante brindarles un espacio de dignidad. Nos faltan todavía 46 viviendas, es un gran reto, pero soñamos en apostarle al turismo, a la calidad de vida y al buen vivir. Queremos que la gente se una y nos ayude. Sabemos que lo que viene son oportunidades”, afirma la gobernadora.
Mira el video del Llamado de la Montaña aquí:
Registro realizado por la Minga Kiwe para Casa Colombia.
Conoce a los Musu Runacuna aquí:
Comentarios